viernes, 13 de diciembre de 2013

Historias cotidianas

Necesitaba un par de birotes para hacerle sus lonches a mis hijos, fui a las tiendas cercanas y estaban cerradas, eran las 7:15 de la mañana, en una de las tiendas estaba el costal de birotes calientitos recien hechos colgando en la entrada, abri el costal, tome un par de ellos y deslice una moneda de 10 debajo de la cortina. una hora despues fui a esa tienda y confese mi hurto esperando que el tendero hubiese encontrado la moneda y no me acusasen de robo, el tendero se mostro alegre, me dio el cambio y me dijo que podia hacerlo de nuevo en el futuro si se llegaba a necesitar.

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