Historias cotidianas...

Estoy en la tienda de la esquina, entra una joven sumamente guapa tanto de su rostro como de su cuerpo, asumo la postura típica del hombre, sumir la panza, poner la sonrisa estúpida como queriendo agradar, ella le dice al tendero: "me da un cigarro suelto" se desploma mi actitud de galán e inicia la de decepción, pienso, pobre morra, tan guapa y doblemente jodida, viciosa y pobre...